viernes, 29 de junio de 2007

Fórmulas para la felicidad

Cada persona reacciona de una manera diferente cuando se cierra una puerta o un corazoncito... A mí normalmente me da por viajar (en tren, avión, autobús, bicicleta...) y llorar como una magdalena. Aunque esta vez, he sido tan locamente feliz, que lloraba sin sentirme triste, por más curioso que resulte. Claro que también ha ayudado, y muchísimo, estar bien acompañada y que las personas que me rodean me hayan abierto los brazos, las orejillas y sus fórmulas particulares para la felicidad, algunas de las cuales comparto aquí:

Leer —o releer— Siddharta, de Herman Hesse; irse a Ibiza de fiesta (ya queda menos, yeeeeee, gracias Ugolis. Ésta tiene muchas variantes, como Barcelona —gracias Gloria, gracias Sergio—, Los Monegros, Berlín, Londres, NY...); escribir todo lo que se pase por la cabeza, aunque sea incoherente (de esto va el blog); cambiarse de casa; cambiarlo todo de sitio si te quedas en casa; emborracharse y bailar sin parar; ligar y follar hasta que no puedas más; hacer clases de relajación; golpearse el timo con suavidad pensando en cosas positivas; recordar que somos seres separados (porque si tienes las cosas o las personas encima no las puedes ver con perspectiva), independientes (y decidimos en cada caso qué compartimos y que no) y completos (no nos falta de nada pero podemos mejorar lo que queramos); fulminar la visa con las amigas (supongo que esto es lo que diría París Hilton pero aún no nos hemos visto desde que ha salido de la cárcel); nadar hasta que estés tan cansada que no te acuerdes de nada; irte de viaje sola y conocer a gente nueva; playear hasta que seas chocolate puro; Y la más universal, claro: dejar pasar tiempo...

Si alguien tiene más, encantada de escucharlas o de leerlas :)

jueves, 28 de junio de 2007

Efecto tarima

Decía Javier Marías en Negra Espalda del tiempo: “todos los profesores y profesoras del mundo disfrutan de lo que puede llamarse "el efecto tarima" y gracias a él levantan pasiones espúreas y alucinadas, hasta los más feos, los más sucios, los más odiosos, los más despóticos y los más ruines, lo sé de sobra. Yo he visto a deslumbrantes mujeres casi adolescentes flaquear y derretirse por infrahombres apestosos con una tiza en la mano, y a candorosos muchachos envilecerse (circunstancialmente) por un escote estriado inclinado sobre un pupitre.”

Algunos se aprovechan del mismo hasta convertirse en profesionales –léase aquí, por ejemplo, un par de profes de la Facultad- mientras otros hacen lo imposible por esquivar esas miradas fogosas y entregadas, intentaba explicarme ayer un príncipe de Cachemira mientras yo me perdía irremediablemente en sus ojos azulísimos.

miércoles, 27 de junio de 2007

Sonrisa luminosa

El camarero con gafas de modernillo y sonrisa luminosa me pidió ayer el móvil y poco después, cuando iba callejeando en bici en busca de un banco donde empezar a leer 2666, me vibró el bolsillo...

lunes, 25 de junio de 2007

Lo más ultramegasuperextrabrillante

Lo más de lo más... En la iglesia desfile de hombres clónicos con chaqué y corbata azul eléctrico y de mujeres de colores ácidos de temporada, subidas sobre taconazos pértiga, adornadas con perlas —o collarines del famoso oso amoroso las más peques— y con los pelos más planchados que en los anuncios y superordenados en tupés de mayor o menor altura.

Firmados, llenos de arroz y de pétalos de rosa, subidos en un rolls royce negro con lazos blancos y posados en fondos bucólicos para fotos de amor eterno, los novios ofrecieron en un gigantesco carísimo inmaculado jardín multitud de delicatessen de la tierra, acto seguido una obligatoriamente excesiva cena, la tarta nupcial (digerida con Möet Chandon por eso de boicotear el cava), los puros y, tras algún recatado beso ante la petición de las mesas más jóvenes y revueltas, abrieron el baile con un imprescindible vals vienés.

Llegado a ese punto del guión tradicional, me tomé con discreción media pastillita rosa para olvidar, volar, aguantar despierta, creer al día siguiente que había sido una pesadilla o lo que fuese...

Aún no sé como, cuando mis ojíbilis empezaban a dilatarse aparecieron por ahí otros dos pies desubicados, iluminados por dos ojazos azules que me miraron curiosos, me rozaron los dedos de la mano al pasarme un porrito y poco después me siguieron hasta el oscurísimo final final final del jardín... la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios...

viernes, 22 de junio de 2007

Reinventar la geografía diaria

Salgo a la calle con la intención de buscar nuevas calles, nuevos bares, nuevos movimientos, reinventar la geografía diaria y descubrir esas otras ciudades a las que hasta ahora tan sólo me he asomado a veces, casi siempre involuntariamente, cuando me he perdido o al ir en bici a altas horas de la noche o al alba...

A ratos funciona, sí, pero no puedo distraerme sonriendo a un desconocido o imaginando las vidas de quienes me rodean fugazmente porque entonces mis pies me arrastran hasta rutas conocidas, mis ojillos se pierden siguiendo todas las motos azules de la ciudad y el coco se cortocircuita...

jueves, 21 de junio de 2007

Bodorrio de pingüinos y tacones vertiginosos

En breves horas estaré completamente perdida entre pelos engominados, hombres vestidos de pingüinos con zapatos relucientes y mujeres de sedas, tules y demás tejidos reflectantes sobre tacones vertiginosos que se hundirán en el césped artificial... Ojalá se quedasen allí atrapados y poco a poco fuesen hundiéndose más y más en la tierra hasta que sus habitantes tuviesen que saltar de tan altas plataformas y correr descalzas lejos del césped carnívoro…Le daría vidilla al bodorrio, eso seguro... y quizás podría escaparme a alguna fiesta por la playa... (sonrisill.)

Energía descontrolada

La noche que rompimos podía sentir el dolor físicamente, como relámpagos estrellándose sin avisar contra cualquier rincón de mi cuerpo, moviéndose arriba y abajo sin encontrar la salida con una intensidad tan salvaje y tan descontrolada que me hizo pensar en los pilotos de acrobacias, cuando sus cuerpos desafían la fuerza de la gravedad y si no los controlasen al milímetro acabarían con el estómago en el corazón, los riñones en las piernas, los intestinos en el cuello y así hasta enredarse por completo.

Mucho dolor pero, a la vez, mucha ternura, como todas las sensaciones contradictorias que me envolvieron durante esa agridulce noche insomne. Y que han vuelto en noches siguientes, colándose por todos lados entre los sueños, casi tirándome de la cama y despertándome con los pelos desordenados, de punta y a punto de derramarse.

Lo raro es que me despierto también con las yemas de los dedos encendidas y al apretarlas se escapan historias a borbotones, poemas, guiones de cómic, muñecos de alambres y cuentas de colores, figuras de origami, jardines... y no puedo parar ni, por supuesto, estarme sentada e inmóvil en la silla de la oficina.

Paseos por lo desconocido

Eliges algo y dejas de elegir todo lo demás… Pero a veces te descubres paseándo por otras calles, con otro nombre, otra historia, otras personas y te olvidas de cómo volver…