lunes, 27 de octubre de 2008

Vampiros y Devoradores de Sombras

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Creía que esta madrugada era mi cuello el que desgarraban sus colmillos, su lengua la que lamía con avidez las gotas de sangre que resbalaban hacia mis pechos, sus manos las que me sostenían cuando empezaba a palidecer, su voz grave la que me invitaba a entregarme a la oscuridad; mientras él, saciado, encendía un marlboro y pedía otro whisky.

Pero cuando me desperté, el lado izquierdo de la cama seguía helado y el móvil vibraba con el nombre de su víctima. Y sabía que, poco después del amanecer, cuando el lado derecho de la cama empezase a enfriarse, el suyo se calentaría.

El día y la noche no coinciden en el tiempo.
Pero deseo encontrar una excepción.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Meira Delmar

Esta poeta de Barranquilla estaba ayer en Madrid.
Recitó de memoria doce poemas con una voz sobrecogedora. Sus 86 años tan lúcidos, dignos y bondadosos me emocionaron. Y me recordaron a mi bisabuela.

Uno de los poemas que leyó fue éste:

Este amor

Como ir casi juntos
pero no juntos,
como
caminar paso a paso
y entre los dos un muro
de cristal,
como el viento
del Sur que si se nombra
¡Viento del Sur! parece
que se va con su nombre,
este amor.

Como el río que une
con sus manos de agua
las orillas que aparta,
como el tiempo también,
como la vida,
que nos huyen viviéndonos,
dejándonos
cada vez menos nuestros
y más suyos,
este amor.

Como decir mañana
y estar pensando nunca,
como saber que vamos
hacia ninguna parte
y sin embargo nada
podría detenernos,
como la mansedumbre
del mar, que es el anverso
de ocultas tempestades,
este amor.

Este
desesperado amor.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Desayuno con hambrientos

Acción contra el hambre ha invitado a la prensa (y he tenido la gran suerte de resultar elegida) a un desayuno para hablar de malnutrición crónica.

Espero que, a los organizadores y a nosotros, se nos atraganten los bocaditos de jamón dulce con mantequilla y se nos caiga por encima el café con leche. Como mínimo.

Cara a cara con un especulador

¿Me acompañas a ver una casa? me pregunta una amiga y digo que sí,

sin saber que nos van a enseñar un nicho sin ventanas en el que enterrarte viva, compartimentado en tres para poder meter contigo a toda tu familia y los suelos tan abrillantados que se reflejaban nuestras caras de incrédulas.

"Bueno, claro, el mayor fallo es que no tiene ventanas, sino no sería una ganga. Pero se soluciona con una buena decoración, eh? Y por este precio es imposible encontrar una casa con tres habitaciones. Ahora lo dejo por 130.000 euros porque necesito liquidez, pero el año pasado lo vendía por 210.000. Y me lo quitaban de las manos, eh? Si te esperas un par de años será una inversión o, si prefieres, puedes alquilarlo por 800 euros al mes, lo mismo que pagarías de letra", iba diciendo, de carrerilla, un hombrecillo cucaracha con prisas.

¿Pero éste tío ve que mi amiga no tiene aún 30 años, vive con sus padres y si está pensando en comprarse una casa (creo que es una locura, pero ya es cosa suya) no es para alquilarla sino para vivir ella? Y si quiere ventilar su casa, ¿qué hace?, ¿abre la puerta de la calle e invita a tomar el té a los vecinos? Joder, pero ya que mienten, ¿no podrían mentir mejor? ¿tan desesperados están que no les funcionan las neuronas? ¿nos ven como tan imbéciles? Imagino que sí, tan bien lo ilustraba hoy Manel Fontdevila en su viñeta en Publico el día después de recibir otra multimillonaria inyección de pasta:

domingo, 12 de octubre de 2008

Tristeza infinita

Está tan triste que se le escapan lágrimas por la punta de los pelos desordenados. Se le caen de los bolsillos de los vaqueros cuando se aleja de mi cuerpo desnudo.

No solo se siente muy triste, me dice, también muy solo. Y es una soledad tan dolorosa que se le atragantan mis besos, el sushi, los lametones de perra cariñosa, una siesta juntoss bajo el edredón e incluso las palabras para explicarse.

No sé si volverá, si me dirá que se va, si vaciará su mesilla de noche.

No sé. Pero espero. Y lloro, intentando robarle así un poco de su tristeza.

Una puta recorre Europa

Luz y Ada están tan hartas de oír tantas y tantas palabras sobre el tema de la prostitución, que deciden pasar a la acción: matar a los clientes


¿Sabes que nada será igual después, no? Quiero decir, las otras vidas posibles: los trabajos aburridos, los días felices y los grises, las mañanas de punta en blanco...
Creo que no es el momeno de pensar, es el momento de creer en lo que ya hemos pensado y actuar.
Ada se calla y sonríe. Te pones tan guapa en los mítines. Ahora es Luz la que sonríe, le da un beso rápido en los labios. Asa pide más, se tumban de lado mirándose la una a la otra. Tienes mucho miedo?


Una puta recorre Europa, de Alberto Lema. Caballo de Troya

Un librito breve, directo y que arroja una luz diferente sobre la prostitución.

De Lavapiés a Tirso

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Cayeron varios vermuts en la Mancha. Y por Mesón de paredes su mano se coló en mis pantalones y me agarró con fuerza el tanga negro,


tirándolo hacia arriba, clavándomelo con fuerza entre las nalgas, mientras me obligaba a seguir caminando calle arriba, bien cerca de su cuerpo,


y después tiró del tanga hacia atrás, cambiando la zona de presión, ahora sobre el coño,


consciente de que con cada tirón el tejido penetraba más en la carne,


me dolía y me mojaba, me aceleraba la respiración, me forzaba a bajar los ojos para que ninguna mirada se encontrase con la mía,


uno de sus movimientos fue tan brusco que el tanga se rasgó, pero no lo suficiente para liberarme de la fricción, localizó el agujero con los dedos y lo hizo más grande,


notó que tenía los muslos empapados, me temblaban las rodillas,


cuando llegamos a Encomienda, me empujó contra un muro sin importarle las miradas curiosas de todos los chinos,


y allí, ahogando mis jadeos con un beso impúdico,
me masturbó restregándose contra mi sexo.


Foto de Sin causa en casa

miércoles, 8 de octubre de 2008

treinta relojes biológicos sonando a la vez

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"Lo mejor empieza a los treinta. Ya pasas de todo, te da igual lo que piensen los demás, te liberas. Es alucinante", le dice una amiga de trenta y tantos a otra de 29 mientras yo me limito a escuchar la conversación entre ellas.

"Yo también había pensado en tener hijos más joven, pero no surgió. Y aún sigo pensando en ser madre soltera si a los 35 no tengo una pareja que quiera tener niños, pero cada vez me da más pereza. Estoy muy bien, me lo paso genial, y cada vez tengo más dudas sobre por qué cambiar toda mi vida para ser madre", continúa.

Dudo. Pero muevo la cabeza verticalmente.

Y recuerdo el articulo que leí el otro día sobre el amor es el opio de las mujeres (heterosexuales). Mencionaba cómo los cuentos de príncipes y princesas, los juegos de papás y mamás, los dibujos animados, las comedias sentimentales crean la impresión en las mujeres "de que la vida no vale la pena si no hay amor". Imagino que tampoco si no hay hijos. Y como cualquier adicción que una arrastra desde niña, la desintoxicación parece dolorosa.

¿Tú crees que el amor es el opio de las mujeres? ¿El deseo de tener hijos es sobre todo instintivo? ¿Alguien sabe dónde está el p... botón de of del reloj?


La foto es de Lucy Macleod.

Cuatrimonio

Se mudó Ella a la casa. Se mudó Él también.

Y con ellos nos llegaron plantas, estanterías, potajes, gemidos, fotografías guarras, velas en la bañera, ají de gallina, proyecciones de vídeo, arneses, dildos, collares de perras, blogs nuevos y rediseñados a traición y amigas que cocinan los mejores raviolis frescos del mundo pocos días antes de irse a Nueva York.

domingo, 5 de octubre de 2008

Minimono

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Supervivo en Madrid. Sonrío en ayunas. Voy en bici. Fantaseo en dibus. Bailo en nubes. Desayuno en camas. Duermo en bolas.

viernes, 3 de octubre de 2008

Placeres mínimos XI

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Elegir una piel nueva para el blog. Y pasearse con ella por el ciberespacio.

Gracias a D.

Sesión continua

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Flor está nerviosa. Mañana empieza a trabajar en la Comisión de Calificación de Películas y no puede dormir por la excitación. Se levanta a comprobar que los niños duermen. Se mete bajo el edredón, se acerca a su marido y desliza una mano dentro del cálido pantalón de franela. Él gruñe, dándose media vuelta. Flor contiene las lágrimas y espera a oírle roncar. Hasta entonces, se distrae pensando que si ve alguna película animada divertida llevará a los niños al cine cuando la estrenen y se acuerda de lo cinéfila que fue en su adolescencia.

Lo que Flor desconoce cuando se apagan las luces de la sala del Ministerio de Cultura por primera vez es que más del 80% de las películas que se producen en nuestro país son pornográficas. Y que los miembros de la Comisión tienen que verlas íntegras para asegurarse de que no aparecen menores o se comete algún otro delito.


A las diez de la mañana ve su primera pentración femenina múltiple y siente escalofríos. No le gusta pero, instintivamente, siente como su coño se humedece. En la siguiente película unos militares gays montan una orgía en el cuartel y Flor no puede apartar la vista de la polla más grande que ha visto en toda su vida.

Poco después verá otra polla aún más grande y otra más. Una de las protagonistas, vestida con un corpiño rojo de cuero que daría lo que fuese por podérselo poner ella en ese momento, se la mete entera en la boca y le lame los huevos. Lo hace una sola vez, para demostrarle que le cabe. Flor está segura de que no podría llegar ni a la mitad.

Después le obliga a ponerse a cuatro patas en el suelo, frente a un espejo. Se unta los dedos en lubricante y le mete un en el ano, girándolo en su interior. Le mete el segundo y le obliga a mirarse cuando le introduce también la punta de un vibrador y le pide que se masturbe mientras ella lo sodomiza por primera vez. Flor busca el baño con la mirada, sabe que se va a correr de un momento a otro si no hace nada por evitarlo, pero no se le ocurre una excusa y se queda quieta en su butaca. Inmóvil y silenciosa como una estatua. Notando como le explota el coño y se le empapan las bragas y las medias de seda negra que estrenó esta mañana.

Cuando se encienden las luces a la hora de comer, no tiene ni idea de lo que le va a contar a su marido esta noche. Cuando le preguntan los periodistas de El País que esperan a la nueva Comisión a la salida, sólo le sale contestarles lo que todo el mundo espera de ella:

"Hay que ver todas las películas enteras", explica Flor A. "Para mí el peor rato ha sido el visionado de porno: un trauma. Y encima, a lo mejor te pasas medio día viendo cintas de ese calibre". Y es que una cosa es ir al cine y otra tener que ver cine durante horas y sin poder elegir.