Al llegar agosto reaparece la luna llena y el aroma de pan recién hecho pero los sonidos vecinales enmudecen sin previo aviso y sólo queda un silencio absoluto, sin resquicios. Antes de quedarme dormida mis orejillas buscan algún sonido, incluso el más nimio, sin éxito alguno. Estoy sola en todo el bloque, pienso con una sonrisilla traviesa, y me meto en sueños en la piel del protagonista de Hierro-3, viviendo con él de casa en casa hasta enamorarme loca y sigilosamente.
viernes, 3 de agosto de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario