Pruebo el tartar, lo arrastro lentamente con la lengua hasta el fondo del paladar y noto cómo desciende por la garganta mientras la boca se me hace agua.
me has devuelto el hambre de disfrutar comiendo y ya sólo por eso (aunque por más) te debo banquetes lujuriosos.
martes, 20 de noviembre de 2007
Garganta profunda
Publicado por minimono en 17:30
Etiquetas: comer y beber, felicidad
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