Al final de unas escaleras empinadas y oscurísimas aparecen en todas direcciones pagodas y estupas budistas construidas mil años atrás. No hay nadie más. Sólo se escucha el canto de los pájaros, el sonido de las hojas al ser agitadas por el viento y las campanillas de algún hti cercano. Me colaré por las fotos en Madrid.
lunes, 28 de julio de 2008
Encaramados a un templo en Bagán
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