No me esperaba una polla así de grande. Ni tan preciosa.
Había cerrado la puerta. Bumbumbumbumbum. Me cogió la mano, me la puso encima y fue al agarrársela cuando me di cuenta. Se me abrieron los ojos como platos y sonreí como una imbécil. Y seguí sonriendo cuando se la guardó y desapareció, con una mirada cómplice como toda despedida.
No logré dar pie con bola el resto de la noche. Ni pensar en otra cosa.
Quiero más.
lunes, 28 de noviembre de 2011
Visión fugaz
Publicado por minimono en 23:05
Etiquetas: prolegómenos
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