domingo, 14 de enero de 2018

Fundido en rojo

"Comenzaron a hacer el amor. A Dilan le gustaba que Dulce María, de vez en cuando, contemplase su miembro lleno de sangre menstrual, manchado, pegajoso (...)
Pegajoso, rojo, sucio, endemoniado, caliente, camuflado, pintado como un indio apache, dispuesto para la decapitación, para el máximo sacrificio, devuelto al origen, devuelto a la sangre de mi madre, devuelto por defecto imposible de reparación, devuelto por mala fabricación porque la Gran Perra de la Naturaleza se equivoca, se equivocó, dijo Dilan, mientras embestía a Dulce María y Dulce María se sentía amada y follada como nunca antes la habían amado y follado.
Dilan colocaba su verga pegajosa a la altura de la boca de Dulce María. Ella la contemplaba. (...)
Y Dilan y Dulce María hicieron el amor mucho rato (...). 
Luego se ducharon juntos (...) Como la ducha de Dulce María era muy grande, se sentaron los dos en el suelo mientras caía el agua desde arriba, un agua caliente, que se llevaba los flujos, la sangre y el semen." 

El luminoso regalo, Manuel Vilas

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