lunes, 28 de julio de 2008

Deseo animal


El tren Bagan-Mandalay lo sacaron de alguna película viejísima, de esas que ponen en la Filmoteca tan rayadas que no estás segura de lo que estás viendo.




En uno de sus vagones, con ocho horas por delante absolutamente solos, deseé enloquecidamente levantarme la falda hasta el cuello y agarrarme a los hierros de la litera superior para balancearme sobre él con la misma furia con la que las puertas rotas del tren batían entre sí; hasta que, un golpe más fuerte que los demás, se cerraron las persianas y nos convertimos en dos fieras enjauladas, mordiéndonos y arañándonos, empapadas de sudor, al borde de la inconsciencia, salvadas in extremis por un diluvio que se coló entre las persianas agujereadas y ahogó los gritos de placer.

1 comentarios:

Tina Paterson dijo...

Éste es el mejor blog que se puede leer. ¡Guau!
D.