Tere, una excompañera de japonés, reapareció ayer en mi vida vestida con el uniforme de Iberia en uno de los pasillos del A-360 con el que volví a Buenos Aires. "Toma", me dijo, tendiéndome un vaso de vino poco después de despegar. "Toma" volvió a decirme al entregarme un gintonic en vaso de cristal sacado de preferente. "Toma", me dijo con la segunda copa. Y yo tomé y tomé y tomé, emborrachándome a 30.000 pies de altura hasta fundirme a negro.
viernes, 15 de junio de 2012
Gintonics en los cielos
Publicado por minimono en 15:39
Etiquetas: comer y beber, criaturas fantásticas
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