Jode que un libro te recuerde (en 2014, con casi seis millones de parados en España, un Gobierno y Casa Real con mierda hasta en las cejas, toneladas de pisos vacíos mientras miles de familias son desahuciadas, empresarios que siguen estafando y explotando con total impunidad) la excitación con la que muchos vimos la irrupción de la crisis tras el colapso de Lehman Brothers en 2008:
"Nadie se escondió bajo la cama, todos subimos a la azotea para ver mejor el derrumbe, éramos turistas temerarios que en pleno seísmo se entretienen en fotografiar los edificios arrodillados, las grietas del hormigón, los cadáveres aplastados bajo vigas y cubiertos por un mantillo cenizo, la belleza de los puentes desplomados. Esos éramos nosotros en aquellos primeros momentos de turbulencia: espectadores del hundimiento, un público cautivado por el espectáculo del apocalipsis. Turistas fascinados que no solo no temen la destrucción, íntimamente la desean, atraídos por ese abismo al que todavía parece posible asomarse sin riesgo de caer, la liberación momentánea de ver caer un coloso.(...) Veíamos derrumbarse los grandes bancos e inmobiliarias, las torres gemelas del capitalismo las llamaba Silvia en su grandilocuencia habitual; pero no pensábamos que algún día nos fuesen a caer encima, ni siquiera que nos alcanzase un escombro."
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