martes, 18 de septiembre de 2007

Vértigo de lujo

El ascensor bajaba tan rápido que daba vértigo. Y con aire travieso, apretaste otra vez el botón y repetimos el descenso. Llegamos abajo y muertas de risa subimos para tirarnos por tercera vez. Al atravesar las puertas, esta vez hacia fuera, olíamos a un jabón impresionantemente caro. Recogimos a Mario y cruzamos madrid nocturnamente.

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