Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete.
Un oooooooocho hacia un lado y otro oooooooocho hacia el otro.
"Esa es la teoría, pero a menudo hay otras parejas y no queda espacio, así que el hombre tiene que improvisar. Tú no pienses, siente mis movimientos y déjate llevar", escuché de los labios de un bailarín convertido en profesor. Siiiiiiiiiii, tremendo placer ser sólo mujer, sólo cuerpo, y danzar danzar danzar...
Pasaron nueve meses hasta que bailé por primera vez tango en Buenos Aires. Fue en La Viruta, la milonga que hay en el Centro Cultural Armenio, rodeada del pirata, amigos y culos asombrosos.
Voy a dar clases en este Máster a partir de septiembre
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Hace 1 mes
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