Cada persona reacciona de una manera diferente cuando se cierra una puerta o un corazoncito... A mí normalmente me da por viajar (en tren, avión, autobús, bicicleta...) y llorar como una magdalena. Aunque esta vez, he sido tan locamente feliz, que lloraba sin sentirme triste, por más curioso que resulte. Claro que también ha ayudado, y muchísimo, estar bien acompañada y que las personas que me rodean me hayan abierto los brazos, las orejillas y sus fórmulas particulares para la felicidad, algunas de las cuales comparto aquí:
Leer —o releer— Siddharta, de Herman Hesse; irse a Ibiza de fiesta (ya queda menos, yeeeeee, gracias Ugolis. Ésta tiene muchas variantes, como Barcelona —gracias Gloria, gracias Sergio—, Los Monegros, Berlín, Londres, NY...); escribir todo lo que se pase por la cabeza, aunque sea incoherente (de esto va el blog); cambiarse de casa; cambiarlo todo de sitio si te quedas en casa; emborracharse y bailar sin parar; ligar y follar hasta que no puedas más; hacer clases de relajación; golpearse el timo con suavidad pensando en cosas positivas; recordar que somos seres separados (porque si tienes las cosas o las personas encima no las puedes ver con perspectiva), independientes (y decidimos en cada caso qué compartimos y que no) y completos (no nos falta de nada pero podemos mejorar lo que queramos); fulminar la visa con las amigas (supongo que esto es lo que diría París Hilton pero aún no nos hemos visto desde que ha salido de la cárcel); nadar hasta que estés tan cansada que no te acuerdes de nada; irte de viaje sola y conocer a gente nueva; playear hasta que seas chocolate puro; Y la más universal, claro: dejar pasar tiempo...
Si alguien tiene más, encantada de escucharlas o de leerlas :)
La niña María Isabel Francisca de Asís de Borbón y Borbón. La Chata
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La niña María Isabel Francisca de Asís de Borbón y Borbón. La Chata.
Princesa de Asturias. (1851-1931). Bernardo López Piquer. Óleo lienzo, ca.
1857. Pal...
Hace 4 semanas
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