viernes, 27 de julio de 2012

Reventé

Reventé.
Las manos heladas, la frente hirviendo.
Y por la boca escupí el cansancio de días y días corriendo de casa al  trabajo, del trabajo a Kim y de Kim al trabajo, del trabajoaKim, Kimytrabajo, trabajoKim, Kimtraba...
Y vomité también nervios periodísticos, hambre acumulada, frío calado hasta el tuétano, peleas conyugales, frases enquistadas, amoryodio juntos y revueltos, rabia sin destinatario fijo, soledad -aún apretujada a diario entre miles de personas en un lata de metro- y tras todo esto, aún tuve que abrir más y más la boca para sacar de ella un enorme cartel con un ¿pero qué diablos estás haciendo, capulla?.

Y sí. Desde la cama, entre mimos, entendí. Entre otras cosas, que somos tres y tengo mucho que cambiar; también, que me sobran carne y huesos para ser una superheroína.
Gracias, amor. En esas ando. Con las manos más calientes, la frente más fría: reequilibrándome.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

un petonet enorme para que te recuperes.

Anónimo dijo...

Los reequilibrios siempre son una buena salvación.

Un abrazo enorme desde el otro lado del Atlántico, con un sol abrasador en plena montaña.
Ptons ;-)K.