Miles de congelados que habían permanecido atrapados entre los hielos de las cocinas barcelonesas se fueron despertando paulatinamente y tras desperezarse, mirarse, saludarse y besarse efusivamente tomaron las casas, luego corrieron charco abajo hacia las calles y esquivando la crispación de numerosos pies se fueron de fiesta a celebrarlo.
martes, 24 de julio de 2007
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