Nos sentamos juntos en clase y mientras el profesor soltaba su rollo publicitario y los demás desconectábamos, él arrancó una hoja y empezó a doblar un trozo de papel hasta convertirlo en una grulla de origami. “Prision break” le dije con los ojos encendidos. “Sí”, y me lo regaló.
jueves, 5 de julio de 2007
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