“Por una Argentina como la que todos queremos, digamos BASTA. Basta de falta de medicamentos... basta de cepo bancario al dólar... basta de trabas a las importaciones... basta de corrupción”, podía leerse en la convocatoria de mani contra el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (CFK) que corrió la semana pasada por Twitter.
Las protestas en Buenos Aires llegaron a las portadas de Clarín y La Nación, pero las cacerolas y las bocinas sólo sonaron en los barrios ricos del norte, como Recoleta, Palermo o Belgrano, es decir, en aquellos donde muchos de sus habitantes cobran, ahorran y respiran en dólares, por lo que les beneficiaría la devaluación del peso que reclaman.
Twitter tardó poco en llenarse de tuits burlones: “Protestan con las cacerolas que les acaba de lavar la mucama”, "Protestaría, pero guardo los dólares en la cacerola" o fotografías como las de este post, acompañadas de cachondos pies de foto: "El bolso pesa demasiado, lleva a la mucama para que golpee la cacerola por ella", "Cafecito de Starbucks y habano. No llevó a la mucama porque tenía a la esposa a mano. Alto garca".
Twitter tardó poco en llenarse de tuits burlones: “Protestan con las cacerolas que les acaba de lavar la mucama”, "Protestaría, pero guardo los dólares en la cacerola" o fotografías como las de este post, acompañadas de cachondos pies de foto: "El bolso pesa demasiado, lleva a la mucama para que golpee la cacerola por ella", "Cafecito de Starbucks y habano. No llevó a la mucama porque tenía a la esposa a mano. Alto garca".
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