sábado, 2 de junio de 2012

Tomates de laboratorio

En el súper, al lado de las "patatas para freír", "patatas para guisar" o "patatas para ensaladas", los hipocondríacos podrán encontrar "tomates contra el cáncer", "tomates contra el sida" y los nostálgicos gozarán de "tomates con sabor a tomate". Es sólo cuestión de tiempo: todos ellos andan sueltos por los laboratorios, en los que que se acaba de decodificar su genoma completo.

Los tomates abrieron la veda de los transgénicos hace dos décadas: los flavr savr fueron la primera hortaliza genéticamente modificada que se puso a la venta. Desde entonces, a los tomates se les han ido haciendo retoques por aquí, retoques por allá para que crezcan cada vez más rápido, sean más grandes, bonitos y abundantes, toleren mejor los pesticidas y fertilizantes o aguanten hasta 45 días a temperatura ambiente sin pudrirse. Estas verduras todoterreno tenían tiempo para dar varias veces la vuelta al globo, pero por el camino habían perdido gusto, olor y vitamina E, detalles que los científicos prometen remediar en breve.


Quienes no quieran esperar pueden probar a comerlos sólo en verano, a ser posible de variedades antiguas que eran menos productivas pero más sabrosas, plantándolos uno mismo (si es en maceta, mejor cherrys) o comprándolos directamente a algún agricultor cercano que los recolectase el día anterior. Es un sistema que funciona desde hace unos 2.500 años, cuando el tomate empezó a cultivarse en las cercanías de la cordillera andina... 

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