jueves, 23 de agosto de 2012

Movamos el culo ya

"Nos hemos mudado a Santa Mónica, donde las bolsas de plástico están prohibidas por ley. Y queremos comprar la gasolinera que tenemos cerca de casa para vender en ella biocombustibles. Sabemos que tienen problemas, pero no tantos como el petróleo, y no estamos dispuestos a pasarnos 25 años más esperando de brazos cruzados a que llegue la solución perfecta.
(...)
Vamos a dejar el petróleo ya y avancemos desde ahí hacia los combustibles hechos a partir de residuos, que son el futuro, o hacia el combustible hecho a partir de dióxido de carbono, como ya hacen en Islandia
(...)
Para mí lo más importante es asumir la responsabilidad de tus propios actos, llevar lo que piensas a la práctica y cuando por fin lo haces te sientes poderoso, muy fuerte."


Declas de la entrevista a Rebecca Harrell y Josh Tickell, quien, además de cineasta, cuando era adolescente viajó por todo EEUU a bordo de la veggie van, una fragoneta que se movía con combustible generado a partir de aceite usado.

"Mientras estudiaba vi que en el discurso se hablaba de respeto, valores, libertad... pero en la práctica, se hacía totalmente lo opuesto, se potenciaba el individualismo y la competencia y eso me hizo reflexionar.
(...)
Lo que queremos es abrir un debate. Que la gente sepa que hay otras formas de entender la educación y que se pregunte cuál es la mejor para ellos, para sus hijos, para sus alumnos...
(...)
Dejemos de centrar el debate en presupuestos educativos, en número de horas, número de alumnos por clase, en decir que faltan recursos y materiales para cualquier mejora y pasemos a hablar de si queremos seguir educando para formar a adultos dóciles y serviles.
(...)
A nuestra hija, claro al principio no podrá elegir qué educación quiere, pero cuando pueda vamos a decidir con ella, que nos cuente lo que quiere y necesite y a partir de allí iremos tomando decisiones juntos."

Declas de la entrevista que le hice ayer a Germán Doin, 24 años, director del documental La educación prohibida: puñetazo no sólo a los cimientos de la escolarización sino también a los de la industria cultural, ya que la cinta ha sido financiada y distribuida exclusivamente por Internet y en sólo diez días ya la han visto más de 2,1 millones de personas en todo el mundo.

Creo que se puede decir más alto, pero no más claro: movamos el culo.

Y eso que para mí el documental tiene un grave problema: la mayoría de escuelas alternativas que aparecen están destinadas a los progres forrados y suponen el desembolso de cuotas altísimas. Pero como punto de partida para reflexionar y presionar para llevar esos cambios a la educación pública, bienvenido sea.

0 comentarios: