sábado, 18 de agosto de 2012

Sin deuda somos más libres

Un cronómetro corría hacia atrás en la web del Ministerio de Economía argentino. Se detuvo el 3 de agosto a las 10.13, cuando el Gobierno de Cristina Fernández pagó la última cuota de los bonos Boden 2012 y ponía fin así a la espectacular deuda contraída por el corralito financiero de 2001, cuando los bancos cerraron sus puertas con todos los ahorros de millones de argentinos dentro.

"Sin deuda somos más libres", podía leerse junto al contador a cero y a las cifras que evidencian el esfuerzo por desendeudarse: cuando estalló la crisis económica de 2001 la deuda equivalía al 128% del PIB argentino, en 2002 se disparó hasta el 166% y ahora está por debajo del 40%.

"Sin deuda somos más libres", repite la presidenta en sus discursos, en los que recuerda que desde que devolvieron el préstamo del FMI ya no están sometidos a sus dictados de ajuste tras ajuste, y cuando la oigo -y escucho a los que desde los medios de comunicación la critican con fiereza- me quedo pensando por qué somos tan marcianos que no la hacemos caso.

Por qué no renunciamos a endeudarnos para comprar casas coches muebles ordenadores viajes másters... Por qué no dejamos de comprar y hundimos este sistema que no funciona; y sin préstamos ni hipotecas, ganamos margen de maniobra para, en vez de pagar rescates millonarios a los bancos, desahuciar a aquellos han conseguido crear agujeros contables de miles de millones y encima siguen dándonos órdenes.

Y si con los salarios paupérrimos que pagan en muchas empresas no llega ni para pagar el alquiler y la comida, probemos a juntarnos, a compartir recursos, a repoblar el monte, a producir por nuestra cuenta y desde allí, atacar en masa.

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