Leí La pasión según Trelew, de Tomás Eloy Martínez.
Hace 40 años, en Trelew, una pequeña y tranquila ciudad patagónica,
todos escondieron la cabeza,
nadie dijo nada
cuando llegaron los primeros presos políticos,
ni cuando empezó a formarse allí una peregrinación de familiares los días de visita,
ni cuando se crearon los primeros lazos entre los que vivían allí y los recién llegados,
ni cuando 25 presos se fugaron y arrestaron a 19 de ellos,
ni cuando una semana después 16 de esos 19 murieron fusilados,
ni cuando el régimen justificó la matanza asegurando que los carceleros actuaron en defensa propia,
ni siquiera cuando un mes más tarde allanaron casas del pueblo y arrestaron a 16 vecinos.
Pero cuando el comunicado oficial les acusó de colaboracionismo, entonces, de golpe, se levantó (y organizó) la ciudad entera.
Siempre hay una gota que colma el vaso.
3 comentarios:
Brindo por la gota que colma el vaso!
Salut!
Sí, brindemos por ella!
yo brindo por el gallos de pelea
Publicar un comentario