lunes, 30 de julio de 2007

Renfe for ever

Renfe nunca falla: si es viernes y empieza la Operación Salida de verano puedes estar seguro que el caos en las estaciones será monumental.

Para no decepcionar a sus fans, en la estación de Sants desconectaron un rato las máquinas de seguridad por donde han de pasar todas las maletas de los viajeros de larga recorrido. La solución, por supuesto, no era abrir las puertas y dejarnos pasar sin someter el equipaje a los rayos X (algo que, oh locura, ocurría hasta hace poco) sino, lógicamente, retrasar todos los trenes y tenernos allí esperando con humo saliendo por las orejas hasta que el menda que se está descojonando con la bromita —mirándonos a través de una cámara— decida que quiere irse a casa y vuelva a conectar los aparatejos. Y digo esto porque una, mientras espera en la cola sin dar crédito a la situación, se pregunta qué tipo de seguridad puede dar pasar las maletas por los rayos X cuando no hay detectores de metales que identifiquen las navajas, pistolas o bombas que cada uno quiera llevar bien pegaditas a su piel.

Ya en el tren, media horita de nada de retraso, los bromistas de Renfe siguen juguetones y aunque es un viaje nocturno deciden que los ejecutivos que viajan en preferente —y los pringados que no han conseguido billete de turista y viajan allí también— no duermen nunca y trabajan las 24 horas del día así que dejan conectadas toda la noche las luces fosforescentes y ponen el aire acondicionado al máximo para evitar que alguno sienta la tentación de echar una cabezadita.

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