domingo, 3 de agosto de 2008

En la fiesta me colé

“En un minuto verás a una rubia con una botella de vino en la mano. Síguela”, le dice una voz telefónica a Marc, un perfecto desconocido al que me ha dado por seguir en Huelva. Con precisión de novela de espías, aparece la guiri vestida de princesa y se mete en el ascensor del hotel.

Nos metemos tras ella, observamos cómo marca la sexta planta y nos limitamos a esperar. La puerta de la habitación 605 está entornada y se escapan muchas voces de su interior. Antes de entrar, la rubia se gira para pedirnos que la sigamos.

Dentro hay seis mujeres revueltas por una cama enorme, que parecen asiáticas, apaches e irlandesas pero son todas de un pequeño rincón del mapa de EEUU: College Station, Texas. Sacan vasos, reparten vino y nos hacen sitio en la cama a la espera de que sigan llegando invitados de la boda que se celebrará mañana.

- Nosotras venimos de parte de la novia. ¿Y tú?, preguntan estiradas sobre mullidos colchones.
- Ni del novio ni de la novia, es una historia muy larga...

2 comentarios:

Tina Paterson dijo...

¡Qué aventura! Mola todo.
jajaj
1 beso desde el otro lado del atlántico

Tina Paterson dijo...

Sigo tus crónicas, aquí y en publico. Excelentre la primera. Poesía, poesía!