Nos caen hojas por encima mientras nos comemos (un bocata) al sol en el Retiro y nos contamos aceleradamente porque hoy sólo tenemos una hora y no las veinticuatro de antes. Pienso que Madrid está precioso en otoño al sorprenderte mirándome las piernas. Me río, te ríes y me dices que estoy guapísima.
martes, 13 de noviembre de 2007
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