martes, 20 de noviembre de 2007

Mordisco en el corazón

Frente a tu hotel, quince minutos antes de preguntar si tienes un sofá en el que dormir,

se me clava
el frío en los huesos mientras me acompañas a esperar un taxi que no llega,
la botella de vodka en las costillas recordándome que hoy tenía una fiesta a la que, imbécil, no fui,
el vértigo en el estómago al ser consciente, de un sólo golpe, de que ya no nos entendemos,
el deseo en las entrañas persiguiéndome para robar un coche y derretirme en sus brazos al llegar finalmente a casa.

Frente a tu hotel, quince segundos después, contestas riéndote "tengo dos camas pero antes las dejaría subir a ellas que a ti" y,

siento como me agarras con fuerza el corazón, le pegas un mordisco voraz, lo escupes al suelo helado.

Echo a andar, lloro, sigo andando, llorando pero
ya no siento frío ni la botella ni vértigo,
tan sólo un sabor amarguísimo en la boca.

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