sábado, 8 de diciembre de 2007

Desayuno dulce de madrugada ( o el guapo de la fiesta, según O.)

Llego y me tropiezo con sus ojos marinos, le miro desde lejos después y descubro la sonrisa enigmática que asoma tras el porte cool de caballero parisino, es una imagen tan insólita en la fiesta que me da miedo que quede rota por una conversación banal y no me acerco, pero su primera respuesta es conscientemente ficticia y la siguiente aún más y cuando me doy cuenta estamos inventando un mundo, colándonos en él con identidades nuevas, burlándonos de la vida pasada, hasta que me invita a desayunar en su cama y no hay quien se niegue. Recuerdo después, ya desnudos pero aún intactos, haber bebido zumo de naranja, café con leche y tener los pezones recubiertos de deliciosa mermelada de arándanos.

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